En la Comarca de los Serrano, a unos 70 kilómetros de la capital valenciana se encuentra Andilla, un pueblo con muchísimo encanto que celebró el pasado fin de semana, su IV edición de FIVATRUF. Esta Muestra es un escaparate perfecto para conocer más a fondo la trufa de origen valenciano, adentrarse en la cultura de su cultivo y degustar productos en los que la trufa tiene un papel protagonista.
La trufa negra o “tuber melanosporum” es un tesoro culinario cada vez más apreciado por el intenso aroma que proporciona a cualquiera de los guisos, un ingrediente que tiene peso propio en la cocina de nuestros restaurantes. Para promocionar la trufa local el municipio organiza un concurso gastronómico entre restaurantes de renombre, que se celebra en el edificio Veles i Vents de Valencia todos los años.
El viaje a esta localidad está caracterizado por un paisaje bucólico en el que las carrascas, las plantas de romero, salvia o tomillo conviven con sabinas, pinos salgareños y enebros. Unas vistas preciosas, aunque tampoco faltan las curvas que bordean las montañas de la Sierra.
Los visitantes al recinto ferial han podido degustar platos, embutidos y quesos elaborados con trufa y adquirir algún ejemplar de las mismas. Paralelamente con la Feria se han llevado a cabo otras actividades como ponencias y talleres alrededor de este Oro Negro, entre ellos el adiestramiento de perros truferos, visitas guiadas en Andilla, catas de trufa e incluso se cocinó en directo un arroz de alcachofas, pollo, conejo y trufa por el maestro arrocero Adolfo Cuquerella.
Las altas temperaturas de los meses de octubre y noviembre han demorado la recogida de las trufas de Andilla, pero eso no ha impedido que se celebre de nuevo su Feria. Un atractivo turístico gastronómico alrededor de esta actividad que el municipio lleva practicando más de 40 años.