El panorama gastronómico de nuestros pueblos está cambiando considerablemente. Multitud de cafeterías y bares se han ido transformando paulatinamente en espacios gastronómicos a tener en cuenta. Los que no han querido evolucionar siguen ofertando los servicios de siempre o han tenido que optar por algun traspaso, en los útimos tiempos dicha decisión la ha facilitado considerablemente la incorporación de empresarios asiáticos.
Pero hoy vamos a hacer un paréntesis en esos espacios a los que nos referimos. Negocios familiares, segundas y hasta terceras generaciones en la mayoría de los casos, si no más. Hijos que han optado por el negocio familiar atraidos por la magia de los fogones, por la pasión de dejar su impronta en recetas tradicionales. Pero estas segundas generaciones aunque han seguido con el oficio, no han querido hacerlo como sus mayores, conscientes del sacrificio que eso supone. Ofertas populares a bajísimos precios exige una considerable dedicación de horas al negocio. Por el contrario una oferta más cualificada que se ajuste a un precio más acorde a su coste, permite cierta independencia, necesaria para la conciliación familiar.


Centros de enseñanza especializada como el de gastronomía de Castellón o los CdTs, han facilitado la formación de estas nuevas generaciones. Tras pasar por ellas, se hace necesario realizar prácticas con grandes profesionales para asentar los conocimientos adquiridos.
Jairo Varas, es uno de estos ejemplos. Tras su formación paso un par de años trabajando a las órdenes de restauradores de renombre, llego a ser jefe de cocina de una famosa cadena de hoteles y finalmente decidió quedarse con el negocio familiar. Para ello comenzó cambiando el nombre del local que paso a llamarse Avenida 2.0, nombre que indicaba a todas luces una revolución en la oferta gastronómica que había tenido hasta entonces. Bajo el marco de un recetario tradicional aplicó sus nuevos conocimientos, dotando a su oferta su sello personal. También innovó con otras corrientes culinarias, fusionando conceptos de varias culturas gastronómicas en las que no faltaron sus tintes creativos.
Jairo también comenzó a medirse con los mejores restauradores en eventos de carácter nacional, compitiendo por crear el mejor arroz, el mejor plato con trufa, la mejor tapa y un sin fin de desafios. Como resultado ganó el Concurso de Caza y Bolets de Bocairent, el Concurso de Paella de Cullera y El Concurso de Paella de Fetge de Bou (higado de toro), quedando en segundo y tercer lugar en otra docena de torneos.


Ello le llevó a ser imagen de la gastronomía de Massamagrell, lugar donde vive y tiene el restaurante, siendo tutelado por el Ayuntamiento y una de las imagenes de la cadena de alimentación para profesionales Makro. Funciones que combina con su trabajo en el restaurante. Su esposa Carmen es un apoyo fundamental para Jario y aunque no trabaja en el restaurante si que le ayuda constantemente en los desplazamientos que sirven para promocionar su restaurante o los distintos eventos que llegan por el compromiso de ser imagen de los patrocinadores citados.


En el Restaurante encontramos: una gastronomía forjada a base de tradiciòn y nuevas técnicas, algunos platos de autor y una extensa oferta que se basa fundamentalmente en el producto diario de mercado. No tiene carta para escoger, sino una larga lista de sugerencias y un menú diario a 14,50 y otro especial a 19,50. Sus arroces son muy buenos, cosa lógica al ganar por puntos a otros expertos arroceros en los torneos en los que se ha presentado.