Sin duda el estado y la conservación del planeta es la inquietud más grande de hoy día. ¿qué pasará en los próximos años?. ¿Tiene esta cuestión vuelta atrás? Ya no hay duda que los actos que llevamos a cabo influyen notablemente en el clima y en la corteza terrestre. A pesar de que es una preocupación para muchos paÍses y para millones de personas, aún hay dirigentes que no se ponen de acuerdo en cuanto a la emisión de CO2 o de llevar a cabo otras actividades que frenen este desolador panorama. Un ejemplo lo hemos visto con la «cumbre del clima de Madrid» donde los paÍses más contaminantes como China o EEUU han decepcionado muchísimo con sus propuestas.
Pero esta cuestión no es sólo de la clase política, si bien una legislación a favor de una mayor sostenibilidad es indiscutiblemente necesaria. Comienza por una conciencia colectiva, con los actos cotidianos que realizamos día a día. Es importantísimo reciclar, evitar en lo posible los residuos plásticos que contaminan durante cientos de años nuestras aguas y eso puede comenzar en la cesta de la compra, rechazando todos los productos que vengan envasados con plásticos. Sólo así las empresas manufacturadoras cambiarían su política de envasados con la merma de sus ventas. Pero le seguimos haciendo el juego comprando en grandes plataformas y adquiriendo estos productos en plásticos, generando riqueza para sus propietarios y socavando más nuestro planeta.
Por citar un ejemplo concreto, hace un par de días en la cola de una planicie agroalimentaria contabilice una treintena de envasados plásticos en un señor que llenó su carro de la compra. Me da escalofrios pensar en multiplicar ese número por la cantidad de clientes que hacen lo mismo en este y otros establecimientos similares. Es inaguantable para el planeta y hay que poner remedio a toda costa.
Se me ocurre pensar que si rechazáramos estos productos, las plataformas no tendrían más remedio que cambiar su política de envasados al ver que sus clientes son susceptibles a su modo de presentación, aunque también es verdad que como decía líneas atrás una legislación favorable también ayudaría muchísimo. Pero esto de legislar en este sentido no va por buen camino y es desoladoramente lento.
Y por último, lo que nos ahorramos en la cesta de la compra en estas plataformas no tiene ni punto de comparación con lo que tendremos que pagar en poner remedios medioambientales para salvar al planeta. El coste ya no tan sólo económico, sino humano ya que se contabilizan millones de muertes en todo el mundo debido a la extrema crueldad de los fenómenos metereológicos a causa del calentamiento global o a la propia contaminación de nuestras ciudades.
Estaría bien que el gobierno apostase por las energias renovables, que se edificara ya obligatoriamente con placas solares y se incentivara la adquisición de vehículos eléctricos. Sólo con una política activa y sostenible podríamos paliar o neutralizar el deterioro del planeta. También seria importante una mayor reflorestación de nuestros bosques evitando la desertización.
Y nosotros podríamos comenzar por dar más importancia a nuestros mercados, en parte por la sostenibilidad y en parte por la salud, ya que los productos más cercanos son de más calidad y obviamente más saludables.
Desde la redacción de Comer en Valencia defendemos nuestros mercados municipales, los productos de proximidad y a todos los hosteleros que comulgan con esta filosofía. Hace escasas semanas una de nuestras más queridas chefs, María José Martínez (Lienzo) se pronunciaba a favor de esta cuestión, pero es necesario que más restauradores hagan lo mismo y que cada uno en su casa comience a ser sensible con este problema, evitando compras con plásticos y reciclando sus residuos sólidos. Solo así pondremos punto de salida a una carrera que no va ser nada fácil.