La actual crisis sanitaria ha cambiado nuestra forma de vida, nuestra forma de comportarnos y nuestros hábitos sociales. El distanciamiento, el temor a un posible contagio y la incertidumbre sobre el futuro inmediato condicionan una nueva vida llamada “nueva normalidad”. No distan mucho los momentos actuales de los que vivimos el pasado año por estas fechas. Entonces un confinamiento masivo nos tenía aislados de amigos y familiares. Hoy aunque no existe ese confinamiento la sombra de la pandemia sigue alcanzándonos a todos y forjando la necesidad de tomar todas y cada una de las precauciones recomendadas.
La Hostelería es el sector más vapuleado, a pesar de que no se ha podido demostrar que sea un foco de contagio importante, dada su poca incidencia en su crecimiento está siempre en la lista a la hora de planificar los cierres de negocios. No vamos a entrar en si el Corte Inglés y otras grandes superficies, que tampoco son servicios esenciales deberían estar o no abiertos, ya que nuestra redacción no cuenta con un equipo de expertos, como presumiblemente poseen los que marcan estas pautas, pero lo que sí es verdad es que vemos clientes en estos sitios en muchas ocasiones sin respetar el distanciamiento e incluso tocando los productos. Que me dicen de los autobuses y el metro, repletos en hora punta, donde es imposible mantener distancia y además no hay nadie que limpie los asientos cuando cambian de usuario. El metro, por lo menos cuenta con un dispensador de gel cerca de sus puertas, pero los autobuses aún está por ver el dichoso expendedor.
Nosotros no somos políticos, pero los que nos gobiernan tampoco pueden decir que lo son a pesar de ejercer de ello. Política es reflexión, acuerdos, negociaciones, consensos. Nada de esto se hace en nuestro País, aquí cada uno tira por su lado, están más preocupados de desprestigiar a quien está en el timón que remar juntos para conseguir el bienestar común. Esta claro de que cada grupo tiene una ideología propia, pero todos tenemos padres, hermanos, tíos, abuelos e hijos y al final la pandemia nos alcanza por igual. ¡Pero ni por la mayor crisis sanitaria de los tiempos modernos pueden ponerse ustedes de acuerdo!. Señores, busquen ideas en las raíces democráticas y no presuman de demócratas sin hacer un paréntesis en sus orígenes, donde consiguieron sintonizar el mismo ritmo comunistas, socialistas, fascistas y otros grupos con doctrinas distintas y lo hicieron por el bien común, por la instauración de la democracia en la que todos a partir de entonces llegamos a tener voz y voto sobre nuestras vidas después de 40 años acojonaos con el señor Franco. Ya está bien, más humildad y menos remuneración. Están ustedes más preocupados por ocupar cotas de poder que por resolver la crisis.
También quiero apelar a la responsabilidad individual y criticar abiertamente a todos aquellos que no respetan las distancias, que a pesar de no hacerlo, van sin mascarilla o con ella en barbuquejo y sobre todo a aquellos que encima van fumando por la calle echándote el humo a la cara. También a todos aquellos que se la pela la situación actual y están más preocupados de hacer fiestas ilegales que proteger a sus propias familias.
Señores políticos la hostelería no es el problema, la hostelería hace un esfuerzo enorme en combatir con esta crisis sanitaria. Han reforzado la seguridad, han incrementado su gasto para adecuar sus establecimientos a la situación actual. En todo caso realicen ustedes inspecciones y si alguien del sector incumple las normas le cierran ustedes el chiringuito, pero no pueden cortar de raíz con una economía que ha sustentado durante años a nuestra tierra. Millares de familias están abocadas a la pobreza, millares de negocio al cierre perpetuo y ustedes siguen considerándolo como el Enemigo Público número uno. Pongan ustedes mayor presencia policial, por los barrios, por las calles donde se incumplen constantemente las normas, también envíen ustedes policía a las grandes superficies y si no cumplen, las cierran ustedes, pero no pongan el foco en la hostelería que es una de las mayores fuentes de riqueza de nuestra tierra.
La manifestación organizada por la Federación de Hostelería de Valencia puede presumir de seguridad. Cosa normal ya que la protagonizó un colectivo consciente y responsable de la situación actual, un colectivo que ustedes no cesan de criminalizar. Por qué no hacen ustedes autoanálisis , que en la Comunidad tenemos los peores datos epidemiológicos de España y muy lejos de otras comunidades como Madrid que permanece con sus establecimientos hosteleros en marcha. Por favor señores un poco de responsabilidad social que es lo menos que tiene que tener un Gobierno con su pueblo.