Uno de los restaurantes más laureados del panorama valenciano ha sido sin duda alguna “El Rossinyol”, situado en la carretera de Bétera a Náquera, que ha llegado a albergar eventos familiares de hasta de tres generaciones de la misma familia. No son pocos los que celebraron aquí su boda por tener gratos recuerdos de bautizos, comuniones e incluso bodas de Oro o Plata, contratadas por sus padres o abuelos. Una gastronomía valenciana, de mercado, con una exquisita oferta arrocera y unas amplias instalaciones, capaces de albergar en una sola sesión más de 700 personas, eran argumentos más que suficientes para escogerlo en cualquier celebración.
La historia de este coloso de la gastronomía comienza en 1973, con la inauguración, entonces en un solar aislado, de un restaurante cercano a la carretera que une Bétera y Náquera, para ofertar todo tipo de servicios, desde desayunos, almuerzos, comidas o cenas. El impulso de este proyecto lleva la firma de la familia Bonillo que se apoyaría en sus hijos Vicente y Carlos, como piezas fundamentales del negocio. Vicente dirigiendo su cocina y Carlos al mando del servicio y sus salones. Algo más tarde Amparo, madre de ambos, se queda sola comandando este Restaurante y juntos dan un impulso cualitativo a su oferta, albergando eventos de todo tipo, gracias a su amplio salón y a otras mejoras que suman a sus instalaciones. Amparo es tenaz y consigue dirigir El Rossinyol con una gran solvencia, lejos de su aparente frialdad, es una persona cariñosa, afable y cercana que pronto se granjea el respeto de todo su equipo.
Por este Restaurante pasan personas que influyen positivamente en la trayectoria del mismo, como Vicente Granero, que se incorpora dos años después de su apertura y trabaja hasta el año 88, fecha en la que abre su propio restaurante en Serra (Casa Granero), aunque aún estaría casi dos años ayudando a la cocina de Rossinyol y compaginando esta labor con la de su restaurante. Granero ingresa en el Rosi muy joven pero pronto da muestras de su enorme talento y la cocina de Rossinyol gana muchos enteros, viviendo en estos años parte de su esplendor.
Dejarían también huella el “Tío Batiste” durante años en los paelleros, El “Tío Rafaelet”, La Tía Concheta, que ayudaría a Amparo en algunas de sus labores, Teresa y su hija Teresita o el señor Julio que tenía un gran corazón pero un carácter un tanto agrio. También fue importante la incorporación de José Antonio Cabo, arrocero que ganaría el Concurso Internacional de Paella Valenciana de Sueca durante las ediciones de 1993 y 2009. Concurso importantísimo que también ganaría Vicente Bonillo en 2005, consiguiendo con ello EL TRICAMPEONATO para el Restaurante, gesta que nadie más ha conseguido en los 64 años de la historia de este Concurso.
Pero a estos prestigiosos premios se le sumaron otros conseguidos en Torrent (Concurso Nacional de Rossejat (con Quique Bonillo), en Llíria (Concurso Arroz amb Bledes), Llutxent (Concurs de Arròs Caldós) o Bocairent (Concurso de Caza y Bolets). En varios de estos premios ya tendría su participación otro de los miembros importantes de la plantilla del Rossinyol, Fernando Navarro, que conseguiría para este restaurante más de 50 prestigiosos premios en distintos eventos y concursos gastronómicos, entre ellos dos primeros premios del Concurso Internacional de Fideuá de Gandía, cocinando codo a codo con Vicente Bonillo. Fernando se incorporó con 17 años recién cumplidos procedente de la Escuela de Cocina de Castellón para terminar de formarse en los fogones de este restaurante en el que trabajó durante 20 años, hasta que decidió abrir su propio proyecto en la capital del Turia bajo el nombre de “Goya Gallery Restaurant”, otro de los templos de la cocina valenciana que ya figura en la Guía Michelin.
En sí mismo el Restaurante Rossinyol congregó a una gran familia, tanto los Bonillo como el extenso equipo de trabajo que estaba a sus órdenes, los cuales trabajaban como si fuese un negocio propio. Del mencionado equipo han sido tanto las alegrías como las tristezas de sus dueños, recordamos momentos tremendamente dolorosos que nos sacudieron a todos como un terremoto y aunque el paso del tiempo no ha podido borrar si los ha hecho más llevaderos, lo que nos alegra sobre todo por los Bonillo.
También fueron importantes, Amparo Bonillo, siempre al frente de las comandas y de la facturación y su hermano Quique que también paso muchas fases de su trayectoria como integrante del equipo del Restaurante, pasando por la cocina y los paelleros. A destacar también el talento innato de Irene que fue capaz de llevar de forma muy acertada el rumbo del Restaurante en una etapa en la que necesitaba renovarse y refrescar un poco su oferta y servicios y su hermano Vicente que apoyo en muchas ocasiones el constante trasiego del trabajo tanto en el restaurante como en los eventos que celebraba.
Un servidor formó para de este gran equipo durante unos años, lo que me permitió conocer este Coloso desde sus entrañas, incluso celebré gustosamente mi boda en uno de los salones. Sólo la mención de su nombre me evoca recuerdos maravillosos.
Por estas instalaciones han pasado grandes nombres del mundo del espectáculo, de la restauración y de la alta sociedad valenciana, pero también vecinos corrientes, trabajadores, personas todas ellas para las que siempre estuvieron abiertas las puertas del Restaurante.
LA NUEVA ETAPA:
El próximo 4 de junio el Rossinyol volverá a abrir sus puertas de nuevo, mostrando una imagen actual y renovada, con una oferta gastronómica tradicional, como lo ha hecho siempre, pero aderezada con el sello personal de Jordi, el hijo de Carlos que sigue la saga de la familia Bonillo en esta nueva etapa. Para ello cuenta en cocina con su tio Quique, que apoyará tanto la oferta de su cocina como la partida de arroces. Para el que no lo recuerde, diremos que Quique tiene un curriculum excepcional ya que gano en el mismo año tres concursos muy importantes. el de Rosejat (Concurso Nacional celebrado en Torrent), el de Arroz de Señoret de la Comunidad Valenciana (Celebrado en Más Camarena) y el Concurso Nacional de Olla de Carabassa de Vicente Granero en Serra. El futuro arrocero del Rossinyol, está mas que garantizado.
Jordi estudió cocina en la Escuela de Castellón y se ha formado durante muchos años en otras firmas hosteleras. Su gran cualidad es un talento innato, que le viene de serie y muchas ganas de seguir la estela familiar en unos tiempos en los que la hostelería ha sufrido un avance importante y los gustos de los consumidores son algo más exigentes. Jordi tiene muy claro los objetivos a seguir y para conseguirlo ya ha hecho cambios importantes en el local, transformando su fisonomía y adaptándolo para el nuevo reto.
La nueva aventura la seguirá junto a Toni, amigo y socio de Jordi, también con una larga experiencia hostelera, por lo que estamos seguros de que el Rossinyol volverá a escribir páginas brillantes en la historia de la gastronomía valenciana.