Serra vivió ayer uno de sus días más grandes con la celebración de su «Día de la Cereza». Un evento que congregó a más de cinco mil personas llegadas desde todos los puntos de la provincia atraídos por su folklore, gastronomía y un calendario de actividades lúdicos y culturales.

Al ritmo de Tabal y Dolçaina se daba inicio, el pasado sábado,  a la feria instalada en la gran mayoría de las sinuosas calles del municipio. Había stands con oficios artesanos de carpintería, cestería, cuero, y forja del metal, productos típicos de la comarca como sobradada, embutidos, quesos y miel recolectada en la Sierra Calderona, exhibiciones de cetrería con aves de rapiña y una infinidad de puestos que ofrecían semillas, plantas, bisutería y por supuesto otras dedicadas a la venta de cerezas.

La música ha continuado todo el fin de semana con la colaboración de la batukada local y de los Clavaris de Sant Rock en la Plaza de San Isidro. El Punto neurálgico de la fiesta ha sido la Torre del Señor de la Villa que majestuosamente ha permanecido interpérrita a la toma de Serra por los visitantes.

La programación cultural ha pasado por una exposición fotográfica, talleres de fabricación de velas de cera y de dolçaines, visitas guiadas a la Iglesia de la Virgen de los Ángeles y una ruta teatralizada a la Sierra Calderona.

La pequeña localidad de Serra, con poco más de 3.000 habitantes se erigió como una ciudad abierta, solidaria y sostenible que abrazo la llegada de todos aquellos que quisieron disfrutar de un día peculiar alrededor de una de sus costumbres más arraigadas, como es el cultivo de la cereza. Poco importó, este fin de semana, que una epidemia acabara con este motor de su economía local. La tradición y la concordia reinaron durante 48 horas en este bello pueblo a los pies de la Sierra Calderona. Como muestra de  agradecimiento las Clavarias repartieron como cada año más de 4.000 cestitas de cerezas de forma gratuita entre todos los visitantes.

A las opciones turísticas de Serra hay que sumarle la Visita a su famoso Mirador del Garbí desde donde se divisa hasta la costa valenciana y la gran cantidad de rutas senderistas de la zona.

Como destacados representantes de su gastronomía se encuentran Casa Granero, enclavado en La Torre del Señor de la Villa, que este fin de semana ha montado una pequeña terraza para satisfacer la demanda de tanto visitante, con una cocina fuertemente influenciada por el tradicionalismo local en el que no faltan los arroces y platos de cuchara, El Merendero la Garrofera que está ubicado en la Avenida Umbría número tres a la salida de su núcleo urbano y que lleva más de sesenta años elaborando sus paellas con leña de naranjo y tienen un espacio ideal para disfrutarlo en familia y el Chaparral que también elabora como la Garrofera sus paellas a leña y se encuentra en el camino del Mirador del Garbí.