Torrent es una de las ciudades más importantes de la provincia y no sólo por su población,  más de 80.000 personas, sino por su riqueza cultural y por ser una ciudad abierta y sostenible que mira constantemente al futuro. Torrent ha experimentado una gran evolución transformando tanto su urbe como la oferta de servicios. Entre ellos,  la hostelería es uno de los más relevantes. En este sector hay muchos establecimientos que merecen la pena conocer, como el Restaurante Arrocería La Plaza, que está ubicada en la plaza con el mismo nombre,  al costado de los juzgados de Torrent.

El restaurante abrió por primera vez sus puertas con una carta de bocadillos, helados y tapas variadas. Era frecuente observar en su barra grupos de clientes alrededor de una cerveza o un café. Paqui y Diego, gerentes de este veterano local, observaban día tras día,  que la demanda estaba cambiando paulatinamente con el crecimiento de la población,  así  que decidieron poner en valor la habilidad de Paqui con el recetario tradicional y la sobria gestión de Diego, con más de 30 años de experiencia, al servicio  de una nueva propuesta gastronómica. Juntos consiguieron catapultar el negocio hasta lo más alto, anticipándose a los cambios que también incorporarían otros establecimientos hosteleros muy conocidos de Torrent.

 

Más tarde y animados por la gran aceptación de público decidieron quedarse con un local anexo a la cafetería para destinarlo a los servicios de restaurante. En el mismo se podían degustar muchos de los platos que ya tenían en su cafetería y otros nuevos, adicionando un mayor confort: un cuidado menage y mantelería, una extensa carta de vinos de todo el territorio nacional, un servicio de sala más exclusivo e incluso un  saloncito privado para momentos muy especiales. Muy pronto la Plaza se granjeó el respeto de clientes y competencia.

Después de tantos años, llega la jubilación de Diego, con lo que la nueva gerencia recae en sus hijos, Paco y Nieves y en su yerno Víctor. Savia joven, pero con una notable experiencia, ya que acompañaron a sus padres durante la anterior etapa. El objetivo es seguir manteniendo el buen nombre del establecimiento e introducir paulatinamente alguna propuesta diferente, adaptándola a los nuevos tiempos.

Desde que se hicieron cargo del timón,  han demostrado estar a la altura del reto que se impusieron, complementado la carta con nuevos arroces y otros platos en los que tienen fuerte presencia los productos del mar. Incluso es posible tomar una paella individual en su menú diario.

 

Les pedimos que nos concedan una breve entrevista:

Paco, cuéntanos… ¿cómo se produce el cambio de rumbo de la Plaza?

-Como muy bien dices en la introducción, lo  abren mis padres como bocatería en el año 1999, un negocio informal y familiar en el que se conocían clientes y camareros. Diez años más tarde crece con la apertura del Restaurante, todo un desafío  por entonces para la familia, que trabajábamos coco con codo,  ya que se pretendía subir un escalón más en el servicio con un espacio que permitiese algo más de sofisticación y que sirviese, no sólo  para comer, sino para disfrutar comiendo.

Cómo respondió la gente a este servicio más profesionalizado Paco?

-Al principio costó un poco, ya que en Torrent no había costumbre de ir de restaurante, sino de vinos, cervezas y tapeo. Cuándo la gente decidía ir a un restaurante, escogía Valencia que está a pocos minutos y así pasaban la jornada completa visitando, además de comer,  otros lugares o alguna gran superficie. Era el modo habitual de ocio durante el fin de semana

Pero poco a poco la nueva oferta fue calando en la  clientela y muchos de ellos prefieren comer en Torrent y después pasar la tarde en la Capital. Yo creo que la calidad, que es similar, incluso a veces superior que la de otros negocios de Valencia y un mejor precio han inclinado la balanza en este sentido.

Víctor… ¿Cuál es el secreto para tener siempre lleno el local?

-Yo creo que sobre todo es asumir que con tu trabajo haces felices a los demás, por lo tanto es esencial lograr que los clientes se sientan cómodos y satisfechos. Todos ellos son importantes, tanto el que se hace un café al día como el que visita el restaurante con un nutrido grupo de amigos o familiares. Si asumes esto, el trabajo será muy gratificante e incluso no te importan las horas extras. La hostelería no es sólo sacrificio, sino que también es pasión, te ha de gustar. El que no lo entienda así, será difícil que disfrute trabajando o que sitúe a su restaurante entre las opciones preferidas de la clientela. También es importantísimo tener una amplia terraza como la que disfrutamos aquí, hoy, con la pandemia, la gente prefiere espacios abiertos y sin duda nuestra terraza colma estas preferencias.

 

¿Cuál es el perfil de clientela de la Plaza Víctor?

-La verdad es que es muy variopinta, desde gente que tiene su trabajo cerca: bancos, oficinas,  funcionarios del juzgado de Torrent,  hasta gente joven que prefiere nuestro local para disfrutar de sus momentos de encuentro.

Nieves, como chef de la Plaza, te tengo que hacer unas preguntas obligatorias…

¿Por qué la cocina de la Plaza en lugar de otras cercanas?

-Imagino que todo el mundo querrá ofrecer la versión de sí mismo a su clientela, no lo dudo, pero lo que sí es cierto, es que nosotros primamos la compra de materias primas de gran calidad, productos frescos y lo más cercanos posible. Ello da autenticidad a nuestra cocina, que como muy bien decías, se mueve a caballo entre el tradicionalismo que me enseño mi madre y la innovación necesaria  para dotar a nuestra oferta de equilibrio. Creo que en conjunto tenemos una cocina diversa y adaptada a todos los gustos.

¿Por qué plato merece la pena recorrer los once kilómetros que os separan de Valencia?

Te podría decir varios, pero sin duda el más destacado de todos es nuestro arroz de pato deshuesado con boletus, trufa y foie, que se puede tomar seco o meloso. Es una explosión de sabor en boca y está lleno de matices que hará que nunca olvides que lo has degustado.

Para finalizar Nieves… ¿Arroz al horno o Rossejat Torrentí?

-Rossejat

Lo imaginaba, jeje, muchas gracias a los tres.