La Ciudad de Torrent ha experimentado últimamente un notable crecimiento demográfico. El hecho de ser una de las zonas industriales más importantes de l’Horta, su buena comunicación con el entorno y encontrarse a escasos kilómetros de la capital a propiciado en gran manera en menos de 20 años un incremento de población de 60.000 (año 2000) a 80.000 personas (año 2019).

La Ciudad tiene un carisma abierto y solidario y se ha convertido en una ciudad moderna y sostenible. Llega mucha gente al municipio para visitar su Torre Árabe,  de origen medieval, (siglo X) que es el monumento más importante de Torrent, El Museu Comarcal de l’Horta Sud Josep Ferrís March que es un centro de conservación, difusión, investigación y exposición del patrimonio cultural de la comarca y la Sierra Perenxisa, un paraje natural enclavado en su término municipal. El Vedat es su orografía más destacada con 143 metros sobre el nivel del mar. Sus fiestas también son de gran interés, destacando la Festividad de San Blas, Las Fallas, La Entra de la Flor, La Semana Santa, La Fiesta de Moros y Cristianos o sus fiestas patronales.

La afluencia de visitantes y el crecimiento de su censo  a condicionado los servicios hosteleros del municipio. Sin desdeñar el tradicionalismo local en donde el «Rossejat Torrentí» tiene un protagonismo indiscutible o los “San Blayets” (elaboración dulce) que es otra de sus recetas ancestrales, el rumbo de la oferta gastronómica ha apuntado hacia una cocina basada en el entorno y en los productos de proximidad.

Uno de  los restaurantes destacados es «La Plaza» que estos días cumplió 20 años de actividad. Ellos son un referente gastronómico porque han evolucionado al mismo ritmo que la ciudad, incorporando propuestas nuevas, innovadoras y de calidad que tiene como principio un abastecimiento en las mejores despensas posibles: el mercado diario y productos de nuestras costas. Una cocina mediterránea, con tradición valenciana pero abierta a otras perspectivas gastronómicas.

El local abría sus puertas por primera vez el 18 de  mayo del 99, conducido por Diego Gallego y su esposa Paqui, con sus tres hijos adolescentes,  como heladería-bocatería. Un cambio brusco pero esperanzador para Diego que había pasado más de 30 años trabajando en el hotel Astoria, uno de los establecimientos con mejor nombre en el sector de la Capital de Túria.

Con la apertura comenzaba para la familia una nueva etapa, de rumbo dudoso, pero con la alegría de pasar muchas horas juntos, circunstancia que no era factible en el Astoria. Las cosas no fueron funcionando mal y la idea inicial de los bocadillos y cuatro o cinco tapas caseras más los helados iba dejando paso a una oferta un poquito más amplia,  con lo que en el 2003 Diego optó por ampliar el espacio del local anexando la capacidad del almacen, convirtiendolo en una continuidad de la cafetería para evitar de ese modo el «overbooking» que se estaba produciendo en los últimos meses en el salón del bar.

Como las cosas fueron rodando como se preveía, años mas tarde este nuevo salón se convertiría en el restaurante que es hoy, con un servicio más esmerado, con su propia mantelería,  vajilla y con su carta propia. De ese modo tenían una oferta informal y rápida en la cafetería y otra más sosegada y profesionalizada en el Restaurante. Al mismo tiempo se fue incrementando su oferta incorporando nuevas tapas y platos, pescados frescos, carnes y arroces, algunos de ellos con sello propio como el de  arroz de pato deshuesado con boletus y foie, el arroz de codillos con gambas o el arroz de bacalao con verduritas y garbanzos. Las excelentes manos de Paqui en la cocina hacían fácil por entonces este incremento de trabajo.

Con el negocio consolidado Diego decide quedarse con un restaurante asador en Valencia muy conocido pero en horas bajas «la Montaraza» y en dos o tres años consigue situarlo en el nivel de su época de explendor, a base de buenas carnes, buenos vinos de todo el territorio español y platos de cuchara  de la cocina castellana. Pero una magnífica oferta le hace decidirse por traspasarlo y jubilarse al mismo tiempo.

En su marcha su hijo Paco y su hija Nieves se quedan con La Plaza, incrementando su oferta gastronómica e incorporando  una mayor cantidad de arroces. Racionalizan el espacio, con lo que deciden ofertar la misma carta y los mismos precios tanto en la cafetería como en el Restaurante (con la excepción de los sanwiches y bocadillos), consiguiendo de este modo la unificación de criterios y un mejor rodaje del equipo de trabajo. Paco ese el encargado del negocio y Nieves la jefa de cocina, pero todas las decisiones importantes se toman por consenso, creando una simbiosis perfecta que  hace sumar al local. Paco ha llevado a cabo eventos como cenas especiales, maridajes con los mejores vinos y otros similares que sin duda han contribuido a realzar el buen nombre de La Plaza.

Incorporan un menú del día de calidad  y hacen posible que se pueda preparar una pella para sólo una persona dentro del menú. Se esmeran en una oferta de postres caseros de calidad y en unos platos de cuchara con tradición y con poca visibilidad en otros restaurantes de la zona. Los dos salones y una extensa terraza generan trabajo más que suficiente para un equipo de siete u ocho personas diarias. Víctor el esposo de Nieves también es fundamental en el engranaje y el servicio del local. Se incorporó más tarde pero sin duda ha aportado seguridad y eficacia a  una plantilla que tiene como reto estar a la altura del nivel del establecimiento

El Restaurante también está preparado para la celebración de eventos privados y empresariales que pueden disfrutar de cierta privacidad ya que al restaurante tiene un acceso propio y no es necesario entrar a él a través del restaurante. Este mes de mayo han celebrado su 20 aniversario con un listado importante de celebraciones de comuniones.

Si visitan ustedes este restaurante pueden optar por uno de arroces citados pero también por un típico rossejat torrentí, un micuit casero, un steak tartare, un buen calamar fresco con verduritas una buena gamba roja o unas ostras, estamos seguros que nos lo agradecerán.

Nosotros le deseamos desde nuestra redacción un feliz aniversario y que sigan cosechando éxitos y reconocimientos