COMER EN VALENCIA .-Hace casi dos años se renovó el restaurante asador L’alfàbega con una nueva gerencia. La apuesta era más que arriesgada para un local que siempre quiso hacer una gastronomía de mercado, sin desdeñar en absoluto, las mejores materias primas, en un complejo industrial como es el de Alginet.

Por desgracia la metodología de trabajo de un gran número de los establecimientos enclavados en polígonos, con una oferta de bocadillos y menús a precios ajustadísimos, les lleva a sobrecargarse de personal, lo que va en detrimento de su margen de beneficios. Para paliar esto, algunos optan por ofrecer productos de quinta gama, que ya vienen casi preparados y no necesitan un incremento importante de plantilla, asegurándoles unas cuentas más equilibradas del negocio. Los demás están a expensas de que un abultado flujo de trabajo, contrarreste el escaso margen y sea más que suficiente para que las cuentas cuadren sin problemas. Ante esta tesitura es más que meritoria la labor que realizan todos y cada uno de ellos.

Sin embargo L’alfàbega sigue fiel a los principios con los que nació. Hacer una hostelería diferencial y de calidad a pesar de su ubicación. Este escaso tiempo de actividad ha sido más que suficiente para afianzar la filosofía de este Restaurante y calar hondo en su cada vez más numerosa, lista de clientes. Los menús del día obvian congelados y preparados, siendo los productos frescos los verdaderos protagonistas de sus platos. Menús muy completos y para todos los gustos, sin menoscabar el bolsillo del comensal. A todo ello hay que sumar una carta extensa, rica en entrantes, ensaladas, arroces y otros platos de cuchara, regados con una extensa bodega en donde tienen presencia la mayoría de Denominaciones de Origen de España. Pero aún hay más, y son sus carnes asadas, algunas con distintos días de maduración y que preparan tanto al grill como en su horno moruno. Cordero, cabritillo, lechazo, cochinillo, cualquiera de estas modalidades se pueden disfrutar por encargo en el local.

Su salón es amplio pero acogedor y dispone de una fabulosa terraza que proporciona cierta intimidad, al estar las mesas separadas y evitando la aglomeración de numerosos comensales. El servicio también es notable, con una esmerada atención. Sin duda se erige como una magnífica opción para cualquier momento.