COMER EN VALENCIA .- Es bien cierto que Valencia despierta un grandísimo interés desde el punto de vista turístico. Las posibilidades que ofrece nuestra capital son inmensas: cultura, arte, gastronomía, clima, playas. Son tantísimas cosas las que gozamos los valencianos que no hay mortal que se resista a hacernos una visita. Es más algunos de ellos repiten y vuelven a repetir porque tantas cosas juntas es un poco difícil encontrarlas en otro sitio.
El carácter abierto y afable de los valencianos también es admirable, a excepción de una minoría claro, y no deja de sumar puntos a un destino más que atractivo. El sector turístico se ha convertido en Nuestra Comunidad en una fuente de riqueza indiscutible en el que todas las fuerzas políticas han tenido que unir fuerzas para que vaya sobre ruedas. Unos más que otros claro, pero no entraremos en detalles.
Valencia es la autonomía con más playas azules, concretamente 129, cuatro más que el año anterior. ¿Y qué me dicen de la paella?. Hasta hace poco la tortilla de patatas era el plato más conocido de la cocina española y ahora hasta los asiáticos vienen a competir a nuestro concurso de paellas de Sueca. ¡Que poderío de nuestra cocina!. ¿quién lo iba a decir?. Hasta hace una decena de años los souvenirs que se llevaban los visitantes eran castañuelas, toritos y otras pequeñas figuritas de nuestras corridas de todos, ahora gracias a la popularidad de la paella también se llevan paquetes de arroces de nuestros supermercados. Esto está cambiando, sin duda.
Bueno a lo que vamos. Valencia sigue creciendo en recursos turísticos y en espacios que ofrecen todo un abanico de posibilidades para aquellos que deciden visitarnos. Uno de ellos es Marina Beach que se postula como un pequeño trocito de caribe valenciano. En él se puede hacer casi de todo, tomar un coctel a la luz de la luna, zambullirse en las aguas de su piscina, disfrutar de una gastronomía de primer orden, escuchar buena música, tumbarse a pierna suelta en una hamaca para tomar el sol o participar en algunas de las actividades lúdicas que te ofrece su dirección. Por si todo esto fuera poco, rodeando las instalaciones se encuentra la playa, por lo que puedes bañarte en sus aguas o pasearte por encima de ellas en un pequeño barco o patinete. Si el gran Calígula levantara la cabeza se sonrojaría de la banalidad de sus propias fiestas en comparación con las opciones que ofrece este pequeño paraíso.
Una de las últimas propuestas de la Marina ha sido la exposición permanente de los poblados marítimos, para que propios y extraños pueden adentrarse en nuestro ADN valenciano, recorriendo historia y costumbres desde que se inventó, según otras culturas, la máquina de capturar almas hasta nuestros días.
Para celebrar tan magna decisión la Marina decidió ofrecer un pequeño coctel maridado con uno de los arroces de su carta. Pero claro ante tanto jolgorio y alegría el maestro arrocero que tendría la misión de agasajar al personal tenía que ser garantía de éxito, así que el invitado para tal menester no fue otro que Juan Carlos Galbis, un visionario y atrevido chef que junto a Velarte fue capaz años atrás de dar de comer a media Valencia con un paella para más de 100.000 personas que llegó a superar un Record Guinness. Todo un espectáculo aderezado con la simpatía de Juan Carlos. Estuve a punto de preguntarle cómo se le ocurrió tan extravagante y dificilísima idea de la paella gigante, pero escuchando la pasión con que comentaba la elaboración del arroz que estaba preparando en ese momento me quedó claro que si hubiera querido la habría preparado para 200.000 personas.
Entre la oferta gastronómica de Marina Beach encontramos platos arraigados en nuestra tierra y otros que han ido acoplándose a las nuevas tendencias gastronómicas, pero eso si, la carta da mucho juego y ofrece alternativas para todos los públicos. Es más tiene un menú de lunes a viernes a 19 euros. Me voy del lugar con la convicción de que l disfrute en el lugar está plenamente garantizado.