COMER EN VALENCIA .-Hoy traemos a nuestra redacción a una de nuestras cervezas artesanas con más proyección «Cervezas Mascletá». Hemos querido hacerlo no sólo por la calidad que atesora sino porque su presencia en los mercados es una historia de sacrificio, de tesón, de superación personal y de un enorme respeto a las tradiciones familiares.
La historia de la empresa va unida irremediablemente con la historia personal de su productor, José Antonio Díaz. Este había vivido en los últimos años el desazón familiar por la decisión de su padre de vender los terrenos que habían sustentado a la familia. Terrenos en los que tenía plantados naranjas y mandarinas y que por motivos del mercado se estaban pudriendo en los mismos árboles que crecían. Los bajos precios que recibían los agricultores, las importaciones y el alto coste de su mantenimiento no sólo impedían el ingreso de beneficios, sino que causaban verdaderos estragos en la economía familiar. Por desgracia una enfermedad se llevó al progenitor antes de tiempo por lo que la venta no pudo llevarse a cabo. En esta tesitura, José Antonio se debatió entre seguir con los deseos paternos sobre la venta de los terrenos, o continuar con su explotación. Esta segunda opción inclinó la balanza, porque representaba el esfuerzo de muchos años de sacrifico y de jornadas de trabajo interminables de su padre para sacar adelante a su familia. No tuvo dudas, seguiría con la explotación, pero había que pensar en cómo hacerla rentable.
Tras muchas reflexiones llegó a la conclusión de que una cerveza que incorporase a estos cítricos sería una novedad a tener en cuenta por los consumidores y ni corto ni perezoso se puso manos a la obra. Tras indagar sobre la forma de elaboración de las mismas creó una primera cerveza que fue paulatinamente transformando hasta dotarla de la calidad necesaria para competir en los mercados. Una cerveza auténtica y con carácter propio, elaborada con agua de manantial 100% y sin otros ingredientes que no fueran los justos y necesarios: lúpulo, malta de cebada o levadura, nunca aditivos o conservantes. Como resultado, una cerveza color mandarina, con un aroma afrutado y dulce y una espuma blanca y persistente. Para evitar inyección carbónica pensó en que la cerveza tendría que hacer una segunda fermentación en la propia botella.
Ahora ya tenía la cerveza y faltaba la imagen de marca y la promoción. A José se le ocurrió que dado el componente principal del producto, típicamente valenciano tendría que tener una imagen también valenciana y pensó en MASCLETA, un bonito nombre y un bonito envoltorio que simula un petardo grande valenciano, que incluye hasta la mecha, fue el resultado final. Ello llevó a una imagen única para su producto que la diferenciaría del resto.
La economía no permitía el coste en publicidad por lo que aprovechaba cualquier foro que le permitiese darla a conocer o a probar, recorriendo muchísimos kilómetros a lo largo y ancho de la Comunidad Valenciana: ferias, muestras, conciertos, eventos gastronómicos, cualquier acontecimiento que tuviera cierta repercusión era bueno para José. Hasta estuvo presente en FITUR, donde pudo dar a degustar a cientos de visitantes su excelente cerveza.
Hoy su extraordinario trabajo y esfuerzo es toda una historia de superación personal y familiar y ha conseguido en tiempo record que su cerveza sea valorada, e incorporada en los restaurantes, de grandes nombres de la gastronomía nacional, algunos de ellos Estrellas Michelín, como Mario Sandoval o Martín Berasategui. Incluso ha recibido una oferta para que su cerveza tenga presencia en todos las tiendas gourmet del Corte Inglés de España.
Algunos pensarán que le ha tocado la lotería, pero el relato deja bien claro que todo este premio es producto de la fe que siempre tuvo José en su proyecto, de su ardúo trabajo, de interminables horas de dedicación y de sacrificio. De vez en cuando José mira al cielo y guiña un ojo, consciente de que su padre allá donde esté se sentirá muy orgulloso de Él.