Cullera es un atractivo turístico de primer orden. La cantidad de visitantes que recibe en época estival cuatriplica su población posicionándola como una de las zonas costeras más solicitadas. Pero Cullera mantiene su oferta turística durante todo el año: La visita a su Castillo (siglo IX), a su casco antiguo, con más de 100 inmuebles catalogados y protegidos por su valor arquitectónico, destacando la Casa de la Enseñanza, la Casa Consistorial, la Ermita dels Sants de la Pedra sede del Museo del Arroz, en pleno parque natural de la Albufera, la Ermita de la Font Santa, la Ermita rupestre de Santa Marta o la Ermita de San Vicente en la pedanía del Brosquil. Los museos como el de la Cueva del Pirata, el del arroz o el arqueológico, los refugios de la guerra civil, su costa de arena blanca y aguas transparentes, sus múltiples opciones de senderismo, sus festividades y otras actividades lúdicas que se celebran a lo largo de año.
Pero uno de los reclamos turísticos más importantes es sin duda su gastronomía, con una fuerte identidad en el entorno y la tradición, encarnada en sus arroces, los pescados de su costa y el marisco. También tiene un plato que es objeto de un Concurso Nacional, la paella de Cullera, cuya receta se abastece del pescado de su lonja y del cultivo del arroz local y que se puede degustar en numerosos restaurantes locales. En Cullera existen numerosos establecimientos que ofertan una fantástica gastronomía, pero vamos a hacer un paréntesis en dos de ellos que son todo un referente de la zona, El Restaurante Picanterra y la Mar Salá
Restaurante Picanterra
Picanterra está en el corazón del Estany un microsistema que parte de un lago de agua dulce, situado en el sur de la desembocadura del Xúquer y que se abastece de corrientes subterráneas. El lago actúa como puente al mar.
Picanterra es un ejemplo de la actividad gastronómica que mimetiza el entorno. Sus arroces, los pescados del Mediterráneo e incluso algunos de entrantes están inspirados en recetas tradicionales. Con más de una veintena de arroces distintos entre secos, melosos y caldosos elaborados con verduras, carne, pescados y mariscos. En esta época otoñal aparece en su carta un arroz de temporada como es el de pato deshuesado con setas y setas, que se suma a su oferta arrocera. Picanterra consiguió el segundo premio en el Concurso Internacional de Paellas de Sueca, además fue el campeón absoluto de la Comunidad Valenciana con su paella valenciana. Otros premios gastronómicos han seguido esta estela y hoy es uno de los más reconocidos en el panorama gastronómico. Picanterra es uno de nuestros restaurantes sostenibles, comprando más del 90 por ciento de su materia prima a productores locales y con ausencia de plásticos.
Entre sus pescados destaca el mero negro, el rodaballo y el bacalao. En sus entrantes encontramos la ensalada de tomate valenciano con ventresca, sus buñuelos de bacalao con ajoaceite y miel, las croquetas de pollo y boletus, el salteado de chipirones, el encebollado de gambas y el pulpo braseado con parmentier.
Su terraza está a un metro del lago y tomar unas viandas en ella, contemplando este maravilloso paisaje se convierte en una experiencia inolvidable. Es uno de los lugares recomendados para disfrutar de la auténtica gastronomía valenciana.
La Mar Salá
Otro de los restauradores que destaca muy por encima de los demás es la Mar Salá. El tiempo ha convertido a este local sito en la Playa del Dosel en todo un referente de los almuerzos y los arroces. Sus sartenes de carne y pescados siguen sorprendiendo a todo aquel que lo visita para almorzar. La abundancia es una de sus premisas y no es fácil terminar con todo lo que te ponen en la mesa a pesar de su excelente calidad. Hoy es un sitio de culto para senderistas, motoristas y ciclistas que hacen parada en el lugar para coger fuerzas para el resto del día. Pero no sólo en los almuerzos está su calidad, ofertan casi una treintena de arroces y fideuás entre los que destaca su arroz de señoret, con el que el Restaurante se proclamó campeón de la Comunidad Valenciana, la paella de costillas y pollo, la paella rural, el arrocito de Castellón, del que ostenta el segundo premio del concurso que es objeto, el arroz con pato, foie y habitas, el arroz a banda, el arroz de atún con gambitas, fideuá de Gandía, fideuá con sepia, fideuá con bogavante y gambas o su fideuá de mar y montaña.
También tiene un buen muestrario de pescados: atún fresco salvaje, emperador, lenguado, lubina, rape, bacalao o la merluza son algunos de ellos.
Entre su oferta de entrantes encontramos cocas de DACSA, fritura de pescado de lonja, langostinos a la sal, pulpo con ajos tiernos, patatas con jamón y huevos o sus famosos chopitos entre una treintena de propuestas.
La Mar Salá puede presumir de ser además uno de los pocos lugares que se encuentran en una playa virgen, rodeados de dunas por todas partes y frente a una playa con aguas limpísimas, ideales para el baño y que ostenta la bandera azul de calidad europea.
La trayectoria del Restaurante ha sido vertiginosa, en tan sólo cuatro o cinco años ha tenido que estructurar sus zonas de trabajo en dos ocasiones para dotarlo de las herramientas necesarias para la creciente demanda de su clientela. Y es que cuando un local funciona de la forma que lo hace la Mar Salá, las noticias corren como la polvorá. No es fácil acceder a una mesa si no realizas una reserva previa.
El local cerrará a mediados de diciembre pero volverá a estar con todos sus clientes a partir del 20 de enero. Estamos seguros que tal como vienen haciendo estos tres o cuatro años nos traerán novedades en su oferta gastronómica a su vuelta.